La Sierva de Dios, M. Inés de Jesús (Isabel Gómez Rodríguez), primera Superiora General del Instituto de Hijas de Cristo Rey, nació en Albuñol (Granada), España, el 14 de marzo de 1847. Dotada por Dios de una inteligencia clara y de una voluntad fuerte y decidida, desde pequeña manifestó gran interés por el estudio, pero la pobreza de su familia la obligó pronto a trabajar. A pesar de ello, consiguió realizar los estudios de Magisterio, alternando con el trabajo, alcanzando por oposición una Escuela estatal.

 

En 1868, cuando tenía 21 años, a raíz de una Misión popular, después de una confesión general, se propone vivir sólo para Dios. Cinco años más tarde (1873) hace voto de virginidad y, ya maestra, se entrega con afán apostólico a la enseñanza.

 

En 1874 decide hacerse religiosa e ingresa en las Hermanitas de los Pobres, pero la obligan a salir, ante la insistencia de las gentes del pueblo del que era maestra, que desean vuelva a su escuela.

 

Tras muchas dificultades e intentos, finalmente, en 1877, la ponen en contacto con el Venerable D. José Gras y Granollers, que un año antes, en 1876, había fundado el Instituto religioso de Hijas de Cristo Rey. El 18 de abril de 1877 ingresa en este Instituto y, dada su personalidad humana y espiritual, pronto es nombrada por el Fundador superiora de la Comunidad y, más adelante, Superiora General, cargo en el que permanece hasta la celebración del primer Capítulo General, en 1899. Elegida de nuevo Superiora General en 1905, lo será hasta su muerte, el 2 de mayo de 1930, doce años después del Fundador, cooperando en todo tiempo activamente en el desarrollo y extensión del Instituto.

 

Su larga vida (más de 83 años) fue un continuo caminar hacia Dios, un deseo constante de amar a Cristo, un esfuerzo incansable por conquistarle almas y llevar a todos hacia El.

 

Gobernó durante más de cincuenta años el Instituto de Hijas de Cristo Rey que, a su muerte, se encontraba establecido en doce diócesis de España y contaba con diecinueve casas, ocho de ellas fundadas después de la muerte del Venerable D. José Gras. Las Hijas de Cristo Rey practicaban el apostolado en colegios, orfanatos, escuelas dominicales, etc., poniendo así en práctica el legado del Fundador de hacer reinar a Cristo en la familia y la sociedad, a través de la enseñanza.


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